lunes, 27 de febrero de 2012

Sábado de orquesta



Este fin de semana ha sido bastante intenso, a la par que interesante y muy productivo. Entre otras cosas porque mi hijo tenía su primer ensayo general en una orquesta con todos los instrumentos.

Vamos por partes. Desde mediados de septiembre del pasado año, está acudiendo a una academia para aprender a tocar el violín y la guitarra eléctrica. Cinco meses que han sido, por el momento, tremendamente productivos.

Su profesora de violín pensó que sería bueno para él pertenecer a la orquesta que tienen y, aunque él no se veía demasiado preparado, al final intentarlo. El resultado está siendo mejor del esperado, contando con que en muy poco tiempo ha dado un paso grandísimo.

El primer ensayo al que asistió solo era de violines, tuvo que adaptarse a tocar mientras escuchaba al resto, no ir a su ritmo como suele estar acostumbrado, sino acoplarse entre los instrumentos. Aunque al principio le costó un pelín, pudo conectar con el resto y disfrutarlo plenamente.

Pero lo más grande llegó este sábado, cuando el ensayo era general con toda la orquesta. Ahí si que vio lo grandioso que puede llegar a ser unir todos los elementos que forman el grupo. Estaba pletórico y a la vez sumido en un maremoto de emociones, lo presentí a través de todo su cuerpo. No era capaz de seguir bien el ritmo, se perdía a menudo, porque se dejaba llevar por el sonido que le envolvía desde dentro, desde el mismo centro de toda aquellos instrumentos tocando en armonía.

Quedan ahora ensayos desde casa, interiorizar su papel, disfrutar mientras participa, y eso va a ser un gran reto, puesto que su cerebro procesa las cosas de otro modo. Aunque realizó unos ejercicios kinesológicos para conectar ambos hemisferios cerebrales antes del ensayo, el momento pudo con él. Pero salió satisfecho, muy contento y sobre todo el verse arropado por toda la orquesta, puesto que su violín sonaba bien entre todos y cuando se perdía, con dejar de tocar fuerte pasaba desapercibido, con lo que su confianza estaba asegurada, él no metería la pata.

Un nuevo pasito más. Espero que nunca deje de caminar.

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