viernes, 4 de diciembre de 2015

Breve historia sobre los vascos


Es un video bastante fácil de entender y muy visual. No sé porqué tiene tantos "no me gusta", quizá la historia no llega a estar completa, ¿qué opináis?

lunes, 16 de noviembre de 2015

Hayedo de Tejera Negra


   Pues aquí estamos, en el Hayedo de Tejera Negra, el hayedo más al sur de Europa. Está situado den Cantalojas, un pueblo precioso de Guadalajara, y forma parte del macizo de Ayllón, en el extremo oriental del Sistema Central. De lo que se entera uno cuando sale de excursión. Aunque para ser fiel a la realidad debería decir, cuando a uno le proponen ciertas excursiones tan interesantes. Sitios mágicos que están relativamente cerca de nosotros, aunque el viaje se hace un poco pesado debido a las curvas de la carretera. Pero mereció la pena.
 
 

 
   De las rutas propuestas, nosotros nos decantamos por la más corta. ¿Por qué?, pues por dos razones, primero porque nos dijeron que era la más bonita, y segundo, con dos niños que disfrutan jugando a cada paso, se entretienen con cualquier rama, riachuelo, piedra,... nos parecía inviable acabar la ruta antes de que la oscuridad nos cerrase el paso. Y para ser francos, las subidas a las que nos enfrentamos en algunos tramos no eran nada desdeñables. Para mí que cuentan como triple.
 
 
 
   Qué destacar, pese a lo escarpado del terreno, el entorno en general es precioso. No hay lugar que no sea digno de ser fotografiado. Como en un cuento, daban ganas de tumbarse a cada paso en estos lechos de hojas. Andar sintiendo su tenue crujido bajo nuestros pies, una suave melodía que incita a meditar. Pero este pasaje bucólico dura poco, el tiempo en que los peques tardan en soltar una de sus risotadas.
 
 
     ¿Y qué decir de éste desnivel?, pues que es nada comparado con lo que nos esperaba más adelante. Pero todo sea por coronar una cima que se nos antojó un tanto "insípida" una vez alcanzada. El camino nos llenó de expectativas que no lograron cumplirse, y es que mejorar el camino que disfrutamos en este bosque es casi imposible.
 
 
 
   Como una simple llanura, la cima, se nos presentó como algo árida y sin encanto. Para correr, jugar, descansar y comer algo, por supuesto, pero poco más. Quizá sea una insensible para muchas personas, pero tras ese precioso tramo boscoso, todo lo demás se me antojaba sencillo.
 
 
   De regreso, y siguiendo la ruta circular, seguimos atravesando el bosque de hayas. Quizá demasiado mágico o demasiado oscuro, depende de la percepción de cada uno. Me guardaré mi opinión sobre las energías que allí se percibían. Pero llegando casi a nuestro final de trayecto, pudimos observar estas curiosas colmenas, que aunque vacías, tienen un especial encanto natural.
 
 
 
   Queda mucho por contar, pero lo mejor es que cada cual lo viva a su manera. ¿Recomendable?, sin lugar a dudas.¿Cómo estará en invierno?, pues quizá nos animemos de nuevo a visitarlo. Aunque quedó una promesa en el aire, esa visita con pies libres durante todo el recorrido. ¿Para primavera?

miércoles, 11 de noviembre de 2015

La importancia de los paseos

   
   Salir de paseo, por el campo, es una actividad que cubre muchos aspectos. No sólo nos viene bien para mejorar nuestra salud,  también aprendemos mucho sobre nuestro entorno, los árboles que más predominan, las plantas existentes, los animales que habitan. Además de encontrar parajes como éste, con fuentes de agua natural. Aunque siempre procuramos llevar agua desde casa, nuestro cuerpo ya no está acostumbrado a beberla sin estar tan procesada, alguna vez me permito el lujo de probar la que emana de estos manantiales y admito que su sabor es demasiado intenso para mi. Evidentemente siempre que alguien me asegure que es potable, de otro modo no se me pasa por la cabeza.

   Y es que mientras paseamos por nuestros campos, acompañados por el sonido de la naturaleza, eso cuando los niños no aportan su peculiar "cántico" de charlas y risas, podemos introducirnos realmente en lo que es la tierra sin edad, sin tiempo, sin épocas. Imaginarnos somos sólo personas, sencillas, en su día a día. Viviendo en una modesta casa en mitad de, digamos del "todo" o de la "nada", donde el sol marca las horas, y no el reloj ni la electricidad. ¿Cómo sería alimentarse con los frutos del bosque?, recolectarlos y consumirlos en cada temporada. La naturaleza siempre nos ha brindado todo lo necesario para nuestro perfecto mantenimiento, cada fruto, semilla, planta, nos es ofrecido en la época perfecta en la que nuestro cuerpo necesita realmente esos nutrientes.

   Cuando conseguimos vivir de acuerdo a su pulso, y no al impuesto por los mercados que nos traen de todo en cualquier época del año, apreciamos el verdadero sabor de la cosecha y sus grandes beneficios. No olvidemos que todo crece en determinada época por una razón. Equilibrar nuestro cuerpo es importante, y no sólo pensando en el individuo solitario, empecemos a buscar ese balance con la propia naturaleza, entendiendo sus señales y adaptándonos a ella. Al fin y al cabo, siempre ha sido más sabia que nosotros, ese al menos ha sido el dicho. 

Formas sencillas de existir, que no requieren nada y a la vez todo.


lunes, 9 de noviembre de 2015

Aprendiendo de cada momento

 

   La convivencia es la piedra angular de toda sociedad. Pero pese a su importancia sigue siendo una asignatura pendiente. Dentro de mis limitaciones,  todos arrastramos nuestros lastres particulares, intento transmitir unos valores de respeto y comprensión a mi hijo. Y digo intento,  porque no siempre me resulta fácil entender ciertas conductas del ser humano.

   Más allá de nuestra cultura y creencias está el profundo respeto hacia la vida y el ser humano. Y por vida no me refiero sólo a ese transcurrir de los años en cada uno de nosotros,  el concepto es mucho más amplio,  recojo en general todo aquello que nace y se desarrolla, sea animal o planta.

   Porque la convivencia no debería basarse sólo en la idea de vivir entre humanos,  aunque en ocasiones ni ese mínimo se consigue, deberíamos reflexionar sobre la importancia que tiene la convivencia con otras especies que nos rodean. Claro que si entre nosotros mismos no somos capaces de respetarnos,  ¿cómo pretender que se haga lo mismo con algo "inferior"?

   Aún así yo sigo educando a mi hijo en base a ese respeto que le debemos a un espacio que,  en verdad,  no pertenece a nadie, por mucho que nos empeñemos en creer que unas escrituras nos otorga la íntegra propiedad de algo. O que un gobierno tiene el total control de las tierras que ocupa. Que ilusos somos. Quizá el plano material es el único en el que pensamos,  y para muchos el único que existe. Pero en verdad mucho perdemos con esa mirada tan limitada.

   Más allá del simple día a día materialista que nos envuelve existe otro mundo, otra realidad tan fuerte como ésta a la que permanecemos enganchados. Una en la que los valores aún tienen importancia,  en la que la palabra tiene su fuerza originaria y muestra la clase de persona que se es, una en la que un niño es tan valorado como un adulto,  o quizá más,  porque su pureza de pensamientos impide construir falsas murallas limitadoras de sueños. Una en la que los animales tienen voz, pese a que muchos les cueste oírles, y la naturaleza en su totalidad espera pacientemente el momento para hacerse entender.

   Nosotros vivimos aquí,  y hemos descubierto que no somos los únicos. Por eso he decidido apostar por educar en la convivencia real  con nuestro entorno, con todo aquello que nos rodea y con valentía,  porque somos humanos,  con mayor conciencia que otros seres y por lo tanto mayor responsabilidad de velar por ellos, respetarlos e integrarnos en este espacio de forma inteligente.

   Todos estamos de paso en este viaje llamado vida.

viernes, 14 de agosto de 2015

Watch me move


Un viaje por la animación, eso es lo que nos ha movido para ir a esta exposición, el título tan sugerente. No deja de resultar curioso saber que el origen de la animación proviene de las observaciones científicas basadas en el estudio del cuerpo humano y de los animales. Fueron realizadas por los cronofotógrafos Étienne-Jules Marey a finales del siglo XIX y pioneros cinematográficos como los hermanos Lumiére o George Meliès. La primera parte de la exposición nos muestra, precisamente, estos primeros cortometrajes que no dejan de tener un encanto especial.




Poco a poco nos vamos adentrando en el paso de los años para ir viendo la evolución tan veloz que la animación ha tenido en toda su historia. Ya no sólo se basa en simples películas de dibujos animados, quién lo diría, ahora la animación forma parte de muchas películas de las que yo denomino de carne y hueso. Mundos virtuales, personajes de fantasía, experimentación visual,... vamos que la animación tiene su límite en la imaginación del creador.


Pese a lo llamativo del tema, que decir, realmente la exposición  no ha cumplido mis expectativas. Muchas pantallas presentando fragmentos de películas o imágenes en movimiento, pero sin un guión claro. Aunque imagino que en este aparente caos el orden está presente, pese a que yo no lo pude percibir. A los niños no pareció disgustarles, quizá porque es un público menos "adiestrado" o "cuadriculado", pero personalmente no creo que repitiese experiencia.



De la última sala salí, digamos, "espantada". Realmente no la percibí apta para los niños, por la estética, por la cantidad de pantallas alineadas en un mismo sitio y por las imágenes que allí se proyectaban. Era como estar en una sala de los horrores cinematográficos. ¿Dónde quedó Bambi?, es mi pensamiento más irónico, pese a que el recuerdo del mismo no es tampoco demasiado grato.

Conclusión, que día más agradable con los amigos, disfrutando de unas buenas patatas bravas, una cerveza con limón (sin alcohol, no perdamos las buenas costumbres) y de postre un buen helado. El resto, digamos que... mera anécdota.

martes, 5 de mayo de 2015

Ruta de las Caras


   El pasado sábado fuimos de excursión a Buendía, para visitar la "Ruta de las Caras". Realmente no sabría decir si estoy o no de acuerdo con que se tallen estas imágenes en las rocas, pero la idea de estar frente a un pequeño museo en plena naturaleza no me es desagradable.

   Fuimos con un grupo de familias con la idea de ver esta curiosa ruta, que no se hizo para nada larga, y pasar un día en el campo disfrutando de la naturaleza. Por nuestra parte podríamos decir, objetivo cumplido. Lo peor es el viaje, aunque mi hijo está acostumbrado a trayectos más o menos largos, siempre se hace un poco pesado hasta que llegamos al punto. Y otra cosa que he descubierto, tengo que hacerme con un buen mapa de carreteras y trabajar sobre él, los GPS no son fiables, ya lo sabemos todos, y en ocasiones seguirlos es poco más que suicida.

   

   La Ruta es bastante curiosa, consta de 18 caras que son interesantes de ver. El entorno da mucho juego también. Alguna que otra cueva hace las delicias de los más peques, que no dudan en "interrumpir" la excursión a cada momento para recrear su propia historia entre juegos, carreras, risas y miradas. Eso sí, analizando cada cara y sacando sus propias conclusiones.

   ¿Quién y cómo las hicieron?, pues varios artistas, a la manera clásica. No merece la pena explicar aquí todo el proceso cuando en su página está todo detallado. Así que sólo me quedaré con el curioso dato de que la imagen de Krishna y Maitreya, de cuatro por seis metros, se tardó en esculpir ocho años por la dureza de la roca. Vamos, que no eran aficionados estos artistas. 



    Debo admitir también que impresiona un poco ver semejantes imágenes salidas de la roca. No parecen tan grandes cuando las ves en la página web, pero al natural parecen totalmente diferentes. Claro que no todas tienen semejante tamaño, imagino el trabajo, aunque todas se ven perfectamente.



















   









   Aunque pensaba haber realizado más fotos de las caras, finalmente me dediqué más a contemplarlas que a fotografiarlas, total, no hay nada que no puedas encontrar en la red. Además, estar pendiente de los más pequeños no siempre es tarea fácil. La diversidad de edades entre los niños no es un motivo de separación, al contrario. Mi peque, que ya no lo es tanto, se prestaba de forma natural a cuidar o estar pendiente de uno de los más pequeños. Es en estos momentos, cuando le ves bajando de una montaña, llevando de su mano de un peque de escasos cuatro años, cuando te das cuenta de que se obtienen grandes frutos de su educación.

   

   Volveremos, seguramente, porque sitios como éstos se merecen una segunda o tercera visita. El tiempo lo dirá.

jueves, 9 de abril de 2015

Improvisación al piano

Y seguimos con la música. Esta vez con la última audición en su escuela, Musicrearte, en la que cada uno interpretó una obra al piano. Pero con lo que me quedo realmente es con esta parte en la que los peques improvisaban basándose en el ritmo que Abel les marcaba. 

Para mí esa es realmente la base de la música, disfrutar y crear sin reglas predefinidas. Olé por todos ellos, tanto por todos los peques como por su profesor.