Como ya comenté en otra ocasión, colaboro todas las semanas en el blog de Educarpetas. El lunes pasado dediqué mi artículo a mi cuento "El Bosque de las Turquesas" publicando la primera escena del cuento. Hoy también querría compartir ese fragmento con vosotros. Espero os guste.
Las noches son tranquilas en el interior del Bosque de las Turquesas. Reina la calma, porque todos sus habitantes entran en un profundo sueño que les hace viajar a otras épocas, otros mundos, otros lugares….
El estrellado firmamento arropa con su oscuro manto a todos los seres que allí moran. Solo el canto suave del ligero viento mueve las hojas, susurrando su canción, acunando dulcemente al Viejo Sauce, aquel que siempre ha estado, está y estará entre todos ellos. Son el pueblo de los Kidogandis.
Una estirpe que se remonta al origen de todos los tiempos. Cuando noche y día se fundían en uno solo y enormes criaturas poblaban nuestra tierra.
Pero esta historia no trata de su pasado, eso quedó tan atrás que solo los zavcayos kidoganis, antiguos maestros, se encargan de mantener vivo el recuerdo en su memoria, tan bien conservada generación tras generación.
No, esta historia trata solo de los kidogandis que aún siguen viviendo en el interior del Bosque de las Turquesas.
Del cuento "El bosque de las Turquesas"
Paloma M.
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