Aunque ha pasado ya bastante tiempo desde que realizamos este taller, me ha parecido interesante incluirlo dentro del blog. Se trataba de experimentar con el fuego. Siempre bajo la atenta mirada de nuestros expertos en la materia, los niños pudieron sentirse científicos por un momento.
Les enseñaron a mezclar en un matraz, sin salpicar y con las indicaciones pertinentes para que todo fuese totalmente seguro. La parte más delicada, encender el algodón empapado en esa solución, lo hacían los expertos, dado que tenía más peligro.
El taller mostraba los diferentes colores del fuego dependiendo de la mezcla utilizada a quemar, por lo que:
- Mezclando sal con alcohol de 96º, la llama era naranja.
- Mezclando sulfato de cobre con alcohol, la llama era azul.
- Mezclando ácido bórico con alcohol, la llama era verde.
- Mezclando clorato de potasio con alcohol, la llama era roja.
Les explicó que el Carbono es la base de la vida. Todo aquello que está vivo tiene carbono. Éste, al arder, produce una llama de color anaranjado, aunque con un tono ligeramente diferente del que produce el sodio.
El alcohol utilizado sirve como combustible, por lo que el algodón tardaba mucho en quemarse, así podíamos ver el efecto de la llama y el color de la misma, dado que lo que se prende es el alcohol, no el algodón.
Para ser francos, a mí me costaba mucho ver los diferentes colores, tanta luz (el verano es lo que tiene) no favorecía en nada, pero lo importante es que los peques lo vieron todo estupendamente.
Pero ahí no acabó todo. La pregunta estaba en el aire, ¿el hierro arde o se funde?
Pues efectivamente arde, si es lo suficientemente fino claro. En la segunda foto, en la parte de arriba, se aprecia un poco de llama. Es lo que pasa por tener una cámara compacta, sin idea de fotografía y con un día extremadamente soleado, las fotos no son demasdiado descriptivas.
Mientras se preparaban las mezclas, o se limpiaban los enseres, nos explicaron cosas muy curiosas que vienen fenomenal en nuestro día a día. Por ejemplo, el uso del alcohol: sólo debe usarse en heridas pequeñas, puesto que quema el tejido de alrededor y cierre la herida, en heridas grandes sólo causa un gran dolor. Por nuestra parte, ni en heridas pequeñas lo utilizamos, pero a los niños les quedó clara la explicación.
Hablaron de los antiguos griegos. Para ellos el hombre estaba compuesto de los cuatro elementos, agua, fuego, tierra y aire. A los peques les resultó muy curioso escucharlo, los elementos de la tabla periódica les quedaba un poco lejos a estos griegos.
Nos mostraron también un giróscopo, un aparato curioso que, como era de esperar, ya tenemos en casa.
Finalmente acabaron jugando con un cohete de agua, aunque nosotros ya sabíamos como funcionaba.
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