Y como no hay dos sin tres, como se suele decir, pues tras probar este otro maravilloso instrumento, el violonchelo, no nos queda otro remedio que subirnos a su carro el próximo curso.
Por mi parte hubiésemos esperado un poco más, algún que otro año, pero esa mirada emocionada y suplicante de mi hijo no me daba otra opción.
Que tiene la vena musical muy marcada, ya me he dado cuenta, y que sus ojos no pestañeaban ante las explicaciones de su próxima profesora, son señales inequívocas de lo que quiere.
Pero nos surgía un problema, esta clase nos coincidía con otra que tiene de actividad deportiva. Aún así se mostró tajante, dejaba el deporte si era necesario.
Ayer se lo comenté a su entrenador, acudiremos solo un día a la semana y le tendrá en los partidos, siempre y cuando no le coincidan con los ensayos de la orquesta. Aunque se que le apena un poco lo entiende y le apoya, que es lo más importante.
Está claro que su vena musical puede mucho más que la deportiva, y eso que energía tiene un rato. Pero es su decisión, lo tiene claro y me emociona verle tan seguro, tan maduro y tan entusiasmado.
Tendremos que realizar más salidas al campo, ir en bici, realizar grandes marchas, vamos toda clase de ejercicio para compensar el cambio. Reconozco que me vendrá bien, porque últimamente poco me muevo, así que me tendré que obligar por él.
No se en que acabará todo esto, pero lo que tengo claro es que lo vamos a disfrutar, dure lo que dure, ¡A TOPÍSIMO!
¡Qué chuli!
ResponderEliminarDe momento es casi más grande que Daniel. Pero pronto lo dominará. ¡Qué suerte tener esas dotes y, ademas, aprovecharlas.
¡Que lo disfrutéis muchos años! Si sigue así terminará juntando una orquesta de cuerda completa.
Él está encantado, lo malo es que tiene que esperar todo el verano para comenzar, así que me espera uno bueno, como el pasado. Menos mal que esta vez cuenta con el violín y la guitarra ;-D eso suavizará mucho sus ansias de comenzar. Estaremos centrados en perfeccionar su técnica para el próximo curso.
ResponderEliminarPor el momento lo estamos disfrutando ambos, él por tocar y yo estando a su lado, participando actívamente en su aprendizaje y apoyando cada uno de sus pasos. Ambos estamos felices. Y como bien dices, me veo con una orquesta de cuerda al completo.
¡Qué hermoso lo que cuentas, Paloma! Ese es un instrumento de los que se abraza.
ResponderEliminarSaludos.
Si Pilar, el violonchelo transmite esa sensación, y en cuestión de abrazos mi hijo es un gran experto.
ResponderEliminarBesazos preciosa.