Hace unos días visitamos el Instituto Geominero para realizar unos talleres sobre rocas y minerales. Fueron actividades sencillas para los niños, donde sólo se hablaron de unos cuantos minerales y rocas y su usos cotidianos, pero lo suficientemente atractivo para que mi hijo se interesase por la colección de minerales que tenemos en casa.
Olvidé tomar nota en el taller sobre minerales, pero como de los errores se aprende, no ocurrió lo mismo en el taller de rocas. Se repartían varias fotografías de objetos y construcciones que todos conocemos, tras ellas se daba a los niños unas tarjetas con pistas y tenían que "adivinar" a que roca pertenecían. Realmente entretenido y educativo.
Quizá lo más divertido fue buscar oro. En esta improvisada piscina con agua y diversos materiales, tenían que meterse en el papel de antiguos buscadores de oro e intentar conseguir tan preciado tesoro. Justo lo que le hacía falta para terminar de fijar en mente el proyecto sobre "El lejano Oeste" y su famosa "Fiebre del Oro".
El ansiado momento llegó, bajar a la mina y descubrir sus secretos. Aunque la actividad parecía que les iba a entusiasmar, realmente no cubrió del todo sus expectativas, la de los niños digo, porque no salieron tan emocionados como bajaron.
Aunque la actividad era sólo para los niños, a los padres se nos permitió bajar unos minutos a la mina para poder inmortalizar el momento. Así de chulos quedaron los peques, pero sobre todo pudimos ver un esbozo de lo que podría ser una mina de verdad. Si antes ya admiraba a los mineros, ahora debo decir que mis respetos se han quintuplicado.
Realicé varias fotos a los carteles informativos que había dentro, pero no todos se pueden leer bien. Los cuelgo por si acaso, porque son interesantes y muy educativos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario